La Sabiduría del Corazón: El Poder de la Intuición que la Ciencia Comienza a Confirmar
- José Olalde

- 12 jul
- 2 Min. de lectura
Luego de unos cuantos días de detox tanto físico como espiritual. Más liviano en el cuerpo, pero más despierto en el alma, me he podido reconectar con algo que solemos olvidar en medio del ruido: nuestra intuición.

La intuición es una capacidad universal. Todos la tenemos. Esa percepción súbita, sin lógica aparente, que nos dice: esto no está bien, esto es seguro, esto es real. Y muchas veces la ignoramos. Porque no viene con explicaciones, ni argumentos, ni datos. Simplemente, la sentimos.
Y es que la intuición no nace en la mente racional, sino en el corazón.
Sí, el corazón. Ese órgano que durante siglos ha sido símbolo del amor, del dolor y de la verdad. Hoy la ciencia empieza a demostrar lo que la sabiduría ancestral ya sabía: el corazón no solo bombea sangre, también percibe, comunica y emite información. Tiene un campo electromagnético que se extiende varios metros más allá del cuerpo, interactuando con el entorno, con otras personas, incluso con los animales.
¿Nunca te ha pasado que conoces a alguien y simplemente no te da buena vibra? ¿O al revés, alguien te transmite confianza sin siquiera haber hablado? Esa es la intuición actuando. Es el corazón leyendo el campo energético del otro, antes de que tu mente tenga tiempo de formular un juicio.
Investigadores del HeartMath Institute han demostrado que el corazón tiene su propio sistema nervioso, con más de 40,000 neuronas. Es capaz de enviar señales al cerebro que afectan cómo pensamos, sentimos y decidimos. Incluso existen dispositivos que sincronizan los latidos del corazón con las ondas cerebrales para lograr mayor coherencia emocional y claridad mental. Esta coherencia es la base de la verdadera intuición.
Hace más de 30 años, en Rusia, el Dr. Konstantin Korotkov me mostró la versión moderna de la cámara Kirlian, capaz de medir campos energéticos humanos. Recuerdo un experimento fascinante: dos personas conectadas emocionalmente, ubicadas a 1,000 km de distancia, mostraban reacciones simultáneas en sus campos energéticos. Cuando una emitía un “mensaje del corazón”, el otro lo percibía. Era un puente invisible, real y medible.
Hoy comprendemos que el corazón puede ser nuestro principal transmisor y receptor. No solo percibe emociones; emite señales que pueden ser recibidas por otros. Amor, miedo, rechazo, armonía… todo tiene una frecuencia, y el corazón sabe leerla.
Así que no ignores tu intuición. No la trates como un capricho emocional. Porque muchas veces, lo que el corazón sabe, la mente aún no lo ha comprendido. Aprender a escuchar esa sabiduría puede cambiar tu vida, tus decisiones y tu manera de relacionarte con los demás.
En Congruencias e Incongruencias, creemos que vivir desde la conciencia implica no solo razonar, sino también sentir con claridad. Porque el conocimiento verdadero no siempre entra por la mente. Muchas veces, entra por el pecho.




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