top of page
Buscar

La congruencia en la incongruencia de la mentira

Por José Olalde  

Desde los albores del pensamiento humano, la mentira ha sido un tema de debate filosófico. Ya los griegos se preguntaban si mentir era un acto condenable o una herramienta legítima según el contexto. Y hasta hoy seguimos discutiendo lo mismo:


ree

La respuesta no es tan simple como quisiéramos creer, porque depende, como casi todo en la vida del contexto, de la intención y del efecto que produce.


La esencia de la mentira:

Mentir es decidir alterar la realidad para que otro crea algo distinto a lo que es. Es un acto consciente de manipulación informacional: una persona busca modificar la percepción de otra.Y en esa acción se juega mucho más que palabras: se juega la confianza, la conexión, el orden interno que sostiene nuestras relaciones.


Por eso, aunque la mentira pueda parecer inocente, su efecto es profundo. Mentir es dañar la estructura de información compartida que une a las personas. Y cuando esa estructura se rompe, aparece la incongruencia.


Cuando la mentira se justifica:

No toda mentira nace del mal. En contextos extremos, como una guerra, un secuestro o una situación de supervivencia, mentir puede ser un acto de inteligencia, incluso de vida.Engañar a un enemigo para proteger tu libertad o salvar una vida no es un acto inmoral, sino un acto estratégico.


De hecho, la historia está llena de ejemplos donde la mentira ha sido usada como herramienta de defensa.Desde el espionaje hasta el ajedrez, la estrategia del engaño ha sido parte del juego de la mente humana.


Podríamos decir que la mentira tiene sentido cuando se usa contra quienes amenazan nuestra supervivencia, pero nunca cuando se dirige hacia aquellos con quienes compartimos vínculos de confianza.


La mentira en el amor y la familia:

Cuando la mentira entra en el terreno del amor, la amistad o la familia, su naturaleza cambia.Aquí, mentir no es una estrategia: es una traición.


Al distorsionar la verdad en esos espacios, lo que se daña no es solo la información, sino el tejido emocional y espiritual que nos une.Mentirle a alguien que amas es romper la coherencia interna del vínculo, es convertir lo real en una ilusión frágil que tarde o temprano se derrumba.

Algunos dicen: “Mentí para no hacerte daño”. Pero, ¿de verdad se evita el dolor?En realidad, se multiplica. Porque una verdad duele una vez, pero una mentira duele mil veces.La mentira debe repetirse, sostenerse, defenderse y en cada repetición hiere un poco más.


La gran contradicción de la mentira:

El mayor problema de la mentira es que, por su propia naturaleza, siempre saldrá a la luz.

Como un iceberg, lo que se oculta tarde o temprano emerge.Y cuando lo hace, se convierte en “el elefante en la habitación”: esa evidencia que todos perciben pero nadie menciona.

Por eso, quien miente queda atrapado en su propia red.Debe recordar lo que inventó, sostener lo insostenible y vivir en el esfuerzo constante de que todo encaje.Y allí la congruencia se desvanece.


Mentir es un acto de cobardía:

Decía un filósofo que la mentira es el nivel más bajo de creatividad.Cuando una persona no puede crear con la verdad, distorsiona la realidad.Mentir es el recurso de quien no tiene la entereza de espíritu para sostener la autenticidad.


Por eso, la verdad es un acto de valentía.No porque siempre sea cómoda, sino porque es liberadora.Aceptar y decir la verdad nos devuelve la congruencia interna, esa alineación entre lo que pensamos, sentimos y decimos.


La excepción que confirma la regla:

Claro, no todo es absoluto.Existen situaciones donde mentir puede ser un acto de compasión o de protección, especialmente cuando está en juego la vida o la seguridad de un ser querido.

Pero incluso allí, el principio sigue siendo el mismo: no mentirle a quien le debes lealtad.

La mentira puede ser útil ante el enemigo, pero es destructiva entre aliados.

Esa es la regla general, y las excepciones solo existen para recordarnos su importancia.


Conclusión: la congruencia de decir la verdad

Vivir en congruencia implica reconocer cuándo una mentira rompe el equilibrio de lo que somos.

Decir la verdad no siempre es fácil, pero es el camino más corto hacia la libertad interior.


Porque la verdad puede doler, pero solo duele una vez.La mentira, en cambio, te encadena a mil pequeñas muertes de incongruencia.


Así que la próxima vez que sientas la tentación de mentir, pregúntate:


¿Estoy protegiendo mi vida o estoy destruyendo mi congruencia?

 
 
 

Comentarios


bottom of page