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El Cáncer y el Daño Mitocondrial



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La ciencia y la medicina han buscado durante décadas una respuesta definitiva al cáncer, y recientemente, el profesor Thomas Seyfried, jefe de cátedra de bioquímica y biología de laboratorio en la Universidad de Boston, ha planteado una teoría revolucionaria que podría cambiar la forma en que entendemos y tratamos esta enfermedad.


El descubrimiento de Seyfried se centra en la mitocondria, la "fábrica de energía" de nuestras células. Cada célula en nuestro cuerpo depende de la mitocondria para generar energía a través de la respiración celular, un proceso que combina oxígeno y glucosa para producir ATP, la fuente de energía fundamental para la vida.


Cuando la mitocondria sufre daños, pierde su capacidad de procesar oxígeno de manera eficiente, lo que obliga a la célula a cambiar su forma de obtener energía. En lugar de depender del oxígeno, la célula comienza a utilizar fermentación de glucosa y glutamina, un proceso menos eficiente pero suficiente para su supervivencia. Este cambio metabólico es lo que, según Seyfried, da origen al cáncer.


El cáncer no es simplemente una mutación genética al azar, sino el resultado de un colapso metabólico en el que la célula se adapta para sobrevivir en un entorno con bajo suministro de oxígeno. Esta perspectiva rompe con el paradigma tradicional del cáncer como una enfermedad genética y abre una puerta completamente nueva para su tratamiento.


Cómo Detener el Cáncer: Bloquear su Fuente de Energía

Si el cáncer depende de la glucosa y la glutamina para sobrevivir, entonces la estrategia para combatirlo es simple en teoría: cortar su suministro de estas fuentes de energía. Esto se traduce en enfoques terapéuticos como:


  • Dietas cetogénicas: Al reducir drásticamente la ingesta de carbohidratos y obligar al cuerpo a utilizar cetonas en lugar de glucosa, se priva al cáncer de su principal fuente de energía.

  • Restricción de glutamina: Existen estudios sobre el uso de inhibidores de glutaminasa, la enzima que permite a las células cancerosas utilizar la glutamina como fuente de energía.

  • Terapias metabólicas dirigidas: En lugar de atacar directamente a las células con quimioterapia y radiación, que pueden dañar también a células sanas, los tratamientos metabólicos buscan reducir selectivamente el acceso del cáncer a sus nutrientes esenciales.


Seyfried ha defendido esta teoría durante años, pero recientemente está ganando más apoyo dentro de la comunidad científica. La implicación de estos hallazgos podría cambiar por completo la manera en que se aborda el cáncer, alejándonos del paradigma de los tratamientos agresivos y acercándonos a una estrategia basada en la regulación del metabolismo celular.


La Segunda Ley de la Termodinámica y el Cáncer:


El profesor Seyfried también hace referencia a la Segunda Ley de la Termodinámica, que establece que todo sistema tiende al desorden con el tiempo. En términos biológicos, esto significa que el envejecimiento y la enfermedad son procesos naturales de creciente desorganización celular.


El cáncer puede interpretarse como una forma de entropía acelerada, donde el daño mitocondrial lleva al organismo a una mayor desorganización. La pérdida de control sobre la producción de energía celular genera un caos metabólico que, eventualmente, se traduce en la proliferación descontrolada de células cancerosas.


Esta idea no es nueva. En 2005, en los centros de Medicina Sistémica en Venezuela, ya se postulaba que el cáncer y otras enfermedades crónicas degenerativas estaban directamente relacionadas con la aceleración de la entropía en el organismo.


El enfoque de Seyfried confirma esta teoría, lo que refuerza la importancia de estrategias que reduzcan el desorden biológico, desde la alimentación hasta la eliminación de agentes dañinos como radiaciones y químicos agresivos.


¿Qué Significa Esto para el Futuro del Tratamiento del Cáncer?


Este descubrimiento sugiere que el cáncer podría ser tratado de manera más efectiva con intervenciones metabólicas en lugar de los tratamientos tradicionales. Si logramos privar a las células cancerosas de su fuente de energía, podríamos detener su crecimiento sin necesidad de recurrir a métodos invasivos que deterioran aún más la salud del paciente.


Es crucial que más personas se informen sobre estos avances y que la comunidad científica siga explorando esta línea de investigación. El cáncer no tiene por qué ser el final de la vida; podría ser el inicio de una nueva comprensión sobre cómo funciona nuestro cuerpo y cómo podemos intervenir para mejorar nuestra salud a largo plazo.


Si te ha interesado esta información, suscríbete a mi podcast en Spotify: Congruencias e Incongruencias y sigue descubriendo conmigo cómo la ciencia está revolucionando nuestra manera de entender la salud y la enfermedad.


 
 
 

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