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La Gran Estafa: Entre el Petróleo y la Medicina Tradicional



El engaño en la historia reciente de muchas naciones ha tomado formas tan complejas que a menudo se ocultan a plena vista. Un ejemplo claro es el caso del trueque de petróleo entre países. En teoría, se trataba de un intercambio de recursos por servicios como médicos e inteligencia. Sin embargo, detrás de esta aparente congruencia, se escondía una gran estafa: una parte del petróleo se utilizaba para el consumo interno del otro país, mientras que el excedente se vendía en mercados internacionales, generando fortunas que acabaron en cuentas bancarias privadas. ¿Cómo puede alguien justificar tamaña corrupción mientras se presenta como un líder honesto? La realidad, aunque difícil de aceptar, es que muchos de estos "líderes" son maestros del engaño, capaces de construir narrativas que mantienen a las masas en la oscuridad.


Este tipo de incongruencias no son exclusivas de la política. La industria farmacéutica también ha jugado un papel crucial en la destrucción de sistemas tradicionales de sanación. Durante milenios, las culturas indígenas de América Latina desarrollaron un profundo conocimiento sobre plantas medicinales, conocimiento que fue sistemáticamente marginado y destruido por la llegada de la industrialización farmacéutica. Este legado, que representaba miles de años de experiencia acumulada, fue reemplazado por medicamentos con un sinfín de efectos secundarios y precios desproporcionados.


Un ejemplo paradigmático es la aspirina, un medicamento cuyo compuesto activo fue originalmente extraído del sauce blanco. Lo que una vez fue un remedio natural accesible para todos, se modificó y patentó, convirtiéndose en un producto controlado por grandes corporaciones. Pero la incongruencia no termina ahí. Medicinas tradicionales que han demostrado su eficacia durante siglos, como la ayahuasca o el cactus de San Pedro, han sido criminalizadas, mientras que medicamentos de dudosa efectividad y altos costos dominan el mercado.


Esta gran estafa también incluye la narrativa sobre vacunas y tratamientos modernos. Mientras que las vacunas tradicionales tuvieron un impacto significativo y positivo en la salud pública, las versiones modernas a menudo se cuestionan por su proliferación masiva y efectos secundarios poco estudiados. ¿Realmente necesitamos más de 20 vacunas en nuestra niñez cuando antes bastaban unas pocas?


La mayor tragedia es la pérdida del equilibrio. La medicina moderna y las soluciones quirúrgicas han salvado vidas, y los antibióticos siguen siendo una de las contribuciones más valiosas de la industria. Sin embargo, sustituir por completo el conocimiento tradicional con alternativas cargadas de efectos secundarios no es progreso, es un monopolio disfrazado de innovación.


La gran estafa no es solo un robo de recursos o una manipulación de narrativas; es un ataque a nuestra herencia y a nuestra capacidad de sanar en armonía con la naturaleza. Recuperar este equilibrio no solo es deseable, sino necesario para construir un futuro más consciente y sostenible. La pregunta es: ¿estamos dispuestos a cuestionar lo que nos han enseñado y redescubrir las riquezas que siempre estuvieron ahí, esperándonos?

 
 
 

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