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La Gran Estafa: Parte II



En nuestra sociedad actual, el engaño está tan normalizado que, a menudo, ni siquiera lo reconocemos cuando lo tenemos frente a nosotros. Desde la publicidad farmacéutica hasta las narrativas globales, el engaño se presenta como una incongruencia constante entre lo que se dice y lo que realmente ocurre. Pero, ¿cuánto estamos dispuestos a cuestionar?


Uno de los ejemplos más evidentes de esta incongruencia es la publicidad de la industria farmacéutica. En sus comerciales, presentan medicamentos que podrían tener efectos secundarios devastadores, pero distraen al espectador con imágenes de felicidad, amor y bienestar. Esta táctica, aunque legal, es un ejemplo claro de publicidad engañosa. La información más importante, los efectos secundarios, se diluye entre una narrativa que obstaculiza el mensaje real. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿es realmente justo permitir este tipo de manipulación en algo tan vital como nuestra salud?


Otro caso paradigmático es la pandemia del COVID-19. Si bien el virus afectó principalmente a personas mayores con condiciones preexistentes, las vacunas fueron distribuidas masivamente a toda la población, incluidos niños y jóvenes que podrían haber superado la enfermedad con buenos suplementos y cuidado adecuado. Además, el origen del virus se manejó con una narrativa que ignoraba la evidencia más obvia: un laboratorio en Wuhan especializado en el manejo de virus. En lugar de aceptar lo que la lógica y la "navaja de Occam" sugerían, se impulsó la historia de un murciélago y un mercado. Esta narrativa se defendió con tanto vigor que cualquier voz disidente fue silenciada durante años. ¿Cómo llegamos a aceptar tales contradicciones?


Las incongruencias también están presentes en el ámbito financiero. Influencers que promueven una vida de trabajo excesivo como único camino al éxito perpetúan un mensaje erróneo. Trabajar incansablemente no garantiza felicidad ni salud, y a menudo lleva a una vida desequilibrada. ¿No sería más lógico fomentar negocios y estrategias que permitan disfrutar de la vida sin sacrificar la juventud y el bienestar?


En el contexto global, Venezuela es un caso emblemático. Un país rico en recursos pero devastado por la pobreza de su población. Esta es la gran incongruencia: un país potencialmente poderoso atrapado en una narrativa de escasez y manipulación. ¿Qué origina esta gran mentira? Aunque evitamos profundizar en la política, es evidente que las decisiones y sistemas que perpetúan estas condiciones deben ser cuestionados.


Finalmente, en el ámbito de la salud, iniciativas como el "Physicians Committee for Responsible Medicine" liderado por el Dr. Neal Barnard ofrecen información vital sobre cómo prevenir enfermedades crónicas como las cardiovasculares. Sin embargo, esta información no se promueve ampliamente, dejando a millones de personas desinformadas. A pesar de que la ciencia ha demostrado cómo evitar enfermedades cardiovasculares, estas estrategias quedan relegadas al margen, mientras que enfoques menos efectivos y más lucrativos dominan la narrativa.

La gran estafa está en todas partes: en las pantallas de televisión, en las políticas de salud, en las narrativas globales.


Nuestra tarea como individuos conscientes es aprender a reconocer estas incongruencias, cuestionarlas y actuar con criterio. ¿Estás dispuesto a ver más allá de lo que te presentan? Si es así, la reflexión y la acción comienzan contigo.


 
 
 

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