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La Gran Estafa: Reflexiones Finales



A lo largo de esta serie, hemos explorado las innumerables formas en que la sociedad perpetúa un ciclo de engaño que afecta a todos los niveles de nuestra existencia. Hoy cerramos este capítulo destacando algunas de las más flagrantes incongruencias que definen nuestras vidas.


Uno de los mayores engaños es el que rodea a los estudios doble ciego placebo controlados, considerados el "estándar de oro" de la ciencia. En teoría, estos estudios son el pilar de la investigación fiable, pero en la práctica, son imposibles de realizar para muchas personas o instituciones que buscan innovar. Realizar un estudio de este tipo cuesta cientos de millones, si no miles de millones, de dólares. Este "estándar" se convierte en una barrera infranqueable, impuesta para mantener el control por parte de quienes dominan el gran capital. ¿Es realmente congruente un estándar que excluye a casi todos los que podrían contribuir al avance de la ciencia?


La imposición de impuestos es otro ejemplo de una contradicción profundamente arraigada. En los inicios de la historia estadounidense, los impuestos fueron la razón principal para la independencia de Inglaterra. Sin embargo, hoy los ciudadanos de ese mismo país soportan un sistema fiscal pesado y opaco que beneficia principalmente a las estructuras gubernamentales parasitarias. Los gobiernos exigen una porción del trabajo de los ciudadanos sin compartir los riesgos asociados. Si un negocio quiebra, el empresario asume toda la pérdida, mientras que el gobierno sigue recaudando. Esta situación no solo es injusta, sino que también perpetúa una relación de dominación.


Otro aspecto relevante es la prohibición de plantas medicinales tradicionales como la hoja de coca o la ayahuasca. Estas plantas han sido utilizadas durante siglos por culturas indígenas para fines medicinales y espirituales. En contraste, sustancias como el alcohol y el tabaco, que causan millones de muertes anuales, son perfectamente legales. Este desequilibrio es un ejemplo más de cómo el sistema regula en función de intereses económicos y no del bienestar de la población.

Las ideologías también se convierten en herramientas de control y confusión.


El comunismo, por ejemplo, promueve la idea de igualdad absoluta, ignorando las diferencias inherentes entre las personas. La verdadera igualdad radica en ofrecer las mismas oportunidades, no en imponer resultados iguales para todos. Por otro lado, el socialismo oportunista en América Latina se disfraza de justicia social mientras explota a los ciudadanos y saquea los recursos nacionales.


Finalmente, las incongruencias se extienden al ámbito espiritual. La idea de "comprar" el perdón divino o un lugar en el cielo con dinero es una contradicción absoluta. Las religiones que perpetúan esta práctica traicionan su propósito original y se convierten en instituciones que explotan la fe.


En el fondo de todas estas incongruencias, encontramos un denominador común: la dominación. Gobiernos, corporaciones e ideologías buscan transformar a las personas en esclavos mentales y físicos. La única forma de escapar de esta trampa es cuestionar todo, confiar solo en uno mismo y mantener una visión crítica.


Esta gran estafa es una llamada a la acción. Reflexiona, investiga y, sobre todo, no te dejes engañar. La libertad comienza con la conciencia. ¿Estás dispuesto a verla?


 
 
 

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